miércoles, 19 de enero de 2011

Leyendas

Como en todas las localidades, existen leyendas que explican parte de su historia que, bien por falta de documentación, se han ido transmitiendo de generación en generación.
Las leyendas son una tradición no escrita que en cierta medida, justifica no sólo la historia del lugar, sino también muchas de sus fiestas y tradiciones.

Veamos qué leyendas siguen vivas en la tradición de Valderas:

A falta de documentos escritos para la historia de Valderas anterior al siglo XII, la tradición cuenta que en el siglo VIII el rey godo Witiza proclamó una ley que mandaba destruir todas las armas y convertirlas en arados y utensilios para el campo. Una dama de Valderas llamada María de las Hazas o de las Zarzas instó a los vecinos para cumplir a medias con la ley, sólo convertirían en arados las armas inservibles o viejas mientras que las otras serían guardadas en secreto para echar mano de ellas cuando hiciera falta.
La leyenda cuenta también que éstá mujer incluso compró más armas nuevas y las custodió junto con las otras. Años más tarde pasó por esta pequeña población las tropas de Alcama, camino del norte de Asturias donde se encontraría con Don Pelayo. Tomaron el pueblo y lo incendiaron y de nada les sirvieron a los pocos ciudadanos aquellas armas escondidas.
Se cree que esta leyenda dio lugar a la configuración del escudo de la villa en la que aparece una mano que está sacando una bandera de las llamas.


La historia que hace referencia a la llegada de Nuestra Señora del Socorro, Patrona de Valderas, a la villa cuenta que un soldado de los tercios de Flandes se encontró en aquellas tierras un arca que contenía tres imágenes de la Virgen. Las trajo consigo a España y se las entregó en Valderas, en depósito, al padre carmelita Antonio Maldonado, hasta su posterior regreso. Pasado el tiempo, el padre abrió el arca, convencido de que el soldado no regresaría nunca más. Era el año 1613. Encontró dentro las tres imágenes iguales, todas de la advocación del Socorro. Dos de ellas fueron enviadas a la provincia de Cuenca a los conventos carmelitas de La Alberca y Valdeolivas y la tercera se quedó en Valderas. La tradición narra numerosos milagros a partir de ese momento y así se arraigó entre las gentes del pueblo una gran fe en la imagen y se la nombró patrona de la villa. Las fiestas ritos y ceremonias actuales datan de aquella fecha, avalados por documentos existentes. Se fundó también una cofradía.